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El abandono y la bravura

Domingo, 23 Abr 2017    Aguascalientes, Ags.    Juan Antonio de Labra | Foto: LM           
Diego Silveti indultó un toro de Jaral de Peñas en Aguascalientes

Desde que el quinto toro apareció sobre la arena, Diego Silveti sabía que no podía pasar inadvertido, y máxime que no había trascendido con el bravo “Cudillero”. Y que no pase nada con un toro así, resulta triste para cualquier torero. Porque si se quiere llegar lejos en la Fiesta, no se puede andar con grisura por el toreo. Esta compleja actividad exige replantearse el consabido “ser o no ser”, y tirar muchas veces la moneda al aire para saber si “pitas o no pitas”, que diría mi añorado Jesús Solórzano.

Y cuando Diego se vino andando hacia nuestros micrófonos a brindar al quinto de la tarde, precisamente a la memoria de Chucho Solórzano, con el que convivió intensamente en los últimos meses, era consciente de que no le podía fallar a ese inspirador de emociones, un torero que le habló de cerca y con cariño como a un hijo, en memoria de ese otro Silveti, el Rey David, con el que Jesús mantuvo una intimidad de confidentes, de seres que estaban unidos por el mismo sentimiento.

"Don Julio", ese toro colorado de Jaral de Peñas, que echó una inolvidable corrida hoy en Aguascalientes, se arrancó de largo y tuvo un pitón izquierdo de ensueño, ahí por donde Diego fue fluyendo con naturalidad a pesar de que ya estaba calado, producto de un exceso de entrega al inicio de la faena, que desembocó en una obra plagada de abandono, dotada de esa vibración que anida en el alma, ahí donde se fragua el sentimiento del toreo.

Todo cuanto hizo Diego tuvo ese talante expresivo que tanto ha buscado, como en aquella faena a "Aroma de Toro", el ejemplar de Fernando de la Mora que indultó en este mismo escenario el 3 de mayo de 2015, y en la que sacó su verdadero "yo", el que lo ha impulsado a seguir adelante, siempre con la humildad de remirar en su interior para tratar de ser mejor cada día.

Esa emoción más profunda, que sólo los privilegiados pueden contagiar, por más limitaciones o no que puedan tener, es lo que verdaderamente vale oro. Chucho lo percibía, lo había visto, confiaba en Diego y por eso este gran triunfo, ahí queda como un sentido homenaje de complicidad, de agradecimiento.

Si esa fue la parte medular de la historia de esta corrida, no se puede dejar de enfatizar en la importancia que hoy tuvo la corrida de Jaral de Peñas, y esa vuelta al ruedo de Juan Pedro Barroso con Diego tras el indulto de "Tío Julio" fue otro guiño a ese ganadero señor como lo fue don Luis Barroso Barona, que también en esta plaza dio su última vuelta tras el perdón de aquel bravo "Lantano", que volvió al rancho para convertirse en un prolífico semental.

Estas secretas conexiones sentimentales convivieron con armonía durante una tarde singular, en la que Andrés Roca Rey pisó con firmeza el redondel de la Monumental y le tumbó dos orejas al tercero, un toro que no terminó de entregarse y con el que el impetuoso peruano impuso su ley, la de la quietud, el valor, la variedad, y esa gama de recursos que hoy lucieron a través de unas dosantinas interminables que enloquecieron a la gente.

Ya había marcado el rumbo del festejo la entonadísima faena de Arturo Saldívar ante el toro que abrió plaza, que tuvo una bravura seca, y con el que el hidrocálido recobró la confianza en sí mismo, tras jugársela en serio, mostrando esa ambición que cierta vez lo llevó a ocupar un lugar destacado entre la nueva generación de toreros mexicanos.

Con los otros dos toros de sus respectivos lotes se esforzaron a rabiar, tanto Roca Rey como Saldívar, que inclusive regaló un sobrero de Santa Bárbara, pero ya no fue lo mismo porque esos ejemplares no tuvieron el mismo fondo.  De cualquier manera, los dos ya habían trascendido cada uno con su mensaje.

La gente salió de la plaza contagiada por la emoción que provoca la bravura, y el regocijo que se alimentó de disfrutar con esos tres toreros salir a brindarse sin cortapisas, en medio de ese toque mágico del que hoy, la bravura de Jaral de Peñas y el abandono de Diego Silveti fueron los máximos protagonistas. Chucho tenía razón.

Ficha
Aguascalientes, Ags. Cuarta corrida de feria. Tres cuartos de entrada en tarde calurosa. Toros de Jaral de Peñas, bien presentados, parejos en hechuras, bravos en su conjunto, de los que destacó el 2o. por su recorrido y profundidad. El 5o. fue indultado. Uno de Santa Bárbara (regalo), de poco juego. Pesos: 501, 481, 483, 482, 521 y 491 kilos. Arturo Saldívar (azul turquesa y oro): Ovación, palmas y palmas en el de regalo. Diego Silveti (blanco y plata): Silencio y vuelta tras indulto. Andrés Roca Rey (sangre de toro y oro): Dos orejas y ovación. Incidencias: Silveti sufrió una cornada en el 5o., de 20 centímetros en el hueco poplíteo pero sin dañar ningún vaso importante, así que fue estabilizado en la enfermería y trasladado a la clínica para ser intervenido. Destacaron en banderillas Jonathan Prado y Heidegger Chávez, que saludaron.


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