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Anecdotario de Giraldés: ¿Recibiendo o aguantando?

Viernes, 14 Abr 2017    Tijuana, B.C.    Valeriano Salceda "Giraldés" | Opinión   
...Como la discusión no tenía fin, decidieron ir al Club Guerrita...
A la mayor parte de los aficionados, a los de ayer y también a los de hoy, les gusta discutir. De la plática pasan directamente a la discusión…. y generalmente, quienes menos saben, necesitan demostrar que nadie sabe tanto como ellos. Algunos ignorantes, al hablar sobre temas de la Fiesta, se consideran obligados a "descubrir" los secretos del toreo.

Y cuando la discusión se acentúa y nadie cede, se propone consultar a un profesional del toreo para que, con mayor conocimiento y autoridad, sea quien decida y diga un veredicto sobre algún tema en particular.

Hace muchísimos años, en una corrida efectuada en Córdoba, actuó Antonio de la Haba "Zurito", diestro que sobresalía por su forma de hacer la suerte de matar. Eran años en lo que se daba muchísima importancia a la suerte suprema.

En esa ocasión, Zurito se perfiló a la distancia adecuada de acuerdo a la condición del toro, bien liada la muleta, la espada apuntando a la cruz… y al adelantar un poco la muleta, el toro embistió muy pronto, de manera un tanto inesperada, de tal forma que Zurito alargó el brazo y realizó la suerte de modo impecable. ¡El toro salió muerto de los vuelos de la muleta!

Al terminar la corrida, en uno de los corrillos taurinos que se formó alrededor de una mesa de café, comenzó la discusión:

-Lo ha matado recibiendo… ¡fue maravilloso! -decía uno.

-No sabes lo que dices -le contestó otro. Esa estocada fue aguantando.

-El que no sabe nada eres tú… ¡a ver si te enteras!

Como la discusión no tenía fin, decidieron ir al Club Guerrita para conocer la opinión del maestro Rafael Guerra, y al llegar al número 19 de la calle Gondomar ya no lo encontraron. Así que aquellos dos aficionados que seguían discutiendo decidieron ir a buscarlo a su casa: "Venga, vamos a la casa del maestro, veremos lo que él opina y aceptaremos lo que nos diga".

Timbraron a la puerta y apareció El Guerra, al que de inmediato le preguntaron sobre su duda, deseosos de saber su respuesta:

-Perdone, maestro, hemos venido hasta aquí porque, como usted es la persona que más sabe de toros en esta ciudad, queremos que nos diga si la estocada de Zurito fue recibiendo o aguantando.

El Guerra se les quedó mirando con severidad y fiel a su estilo para decir las cosas, les explicó:

-Lo que voy a decirles a ustedes los hará comprender como fue la estocada de Zurito: Si yo los hubiera invitado a venir a mi casa los estaría recibiendo, pero como han venido sin estar invitados… ¡los estoy aguantando!

El Guerra, que era un maleducado, dio media vuelta y cerró de un portazo.


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