Hoy ha sido una de esas tarde en las que los toreros honran a plenitud la dignidad de esa dura y singular profesión de matadores de reses bravas.
La dehesa de Los Cués envió un encierro parejo de tipo. Bien armado. Muy en el tipo de su origen; pero que no dio las mínimas facilidades a los coletas anunciados ésta tarde. Sin embargo, eso precisamente fue lo que permitió que los señores se mostraran como tales: matadores de toros con toda la barba.
Alfredo Ríos "El Conde" está en esa línea que decía el inolvidable Ángel Procuna "Hay toreros que hacen lo que saben y hay toreros que saben lo que hacen". Así estuvo el tapatío.
Fermín Rivera pudo haberse quitado de encima al segundo de la tanda, y nadie se habría inconformado. Sin embargo quiso mostrarnos que es además, un lidiador con toda la barba. Que la lidia de oficio, no está reñida con la torería, ni con el buen gusto.
Se acabó el Fermincito. Lo que hizo ante el tercero en el orden, y la entrega ante el sexto de la tarde; un ejemplar que siempre tuvo la certeza de la ubicación del torero es para quitarle el diminutivo, pero ya.
Fue tal la responsabilidad con la que el menor de la dinastía Armilla asumió el compromiso que, a pesar de la estocada delantera con la cual cerró su valiente labor con el tercero, más la negativa del palco a entregarle una oreja que la mayoría pidió, ese público entendido que se aprecia mayormente en las entradas poco multitudinarias como la de hoy, le llamaron a dar una bien ganada vuelta al anillo de la "Nuevo Progreso".
Podemos destacar, claro, su disposición; pero hubo un par de series por naturales -con la firma de la casa- luego de haber construido un trasteo con harta seriedad, que convenció a los entendidos quienes le reconocieron y respetaron su labor. Ya encarrerado, el de Aguascalientes brindó a la concurrencia el sexto de la tarde. Pero "Casimio" se puso más complicado que una auditoría fiscal.
Volvía en un palmo de terreno. Probaba. Estaba al pendiente del torero, y a la menor duda era claro que iba a echárselo al lomo a Fermín. Pero Espinosa le pudo, de forma que el toro se dio cabal cuenta que le habían podido y que sus intenciones se encontraban siempre con un torero dispuesto y capaz.
Sobriedad, pausa, entendimiento de las condiciones del astado y respeto por sí mismo y su profesión fueron el tenor de una labor seria de El Conde con el abreplaza. Con inteligencia templó a "Remaches" en un recorrido en línea recta, pero que el ejemplar no aceptó la longitud del trazo. Desacertado con los aceros, el de Guadalajara se retiró al callejón entre un respetuoso silencio.
Con el cuarto de la tarde, brindado a Héctor Pizano, Secretario del Trabajo del gobierno estatal, El Conde construyó paciente e inteligentemente una faena que no acabó de fructificar por las condiciones del toro. Aún así -con viento y toda la cosa- consiguió enredarse en series por ambos lados, al grado de hasta relajarse por momentos.
Mal y de malas con los aceros, todavía escuchó un par de avisos, para retirarse en silencio al callejón y aguantar luego las peticiones fuertes para que obsequiara un toro.
Ahora Fermín Rivera. Vaya pedazo de torero en el que se convierte -como cantara Armando Manzanero, presente hoy en los tendidos- paso a pasito el esteta potosino. No hay espectacularidad en su toreo... tampoco un toro que se le resista. No habrá lentejuelas ni ringo-rango, pero siempre tiene solvencia y torería.
A "Piconero", primero de su lote, un astado que metía el morro entre las manos, que se terciaba, que probaba, Rivera le pisó el terreno y concluyó lidiándole por la cara para escuchar olés, que ya pocas veces oímos, porque hay públicos que no lo aprecian. Guadalajara, sí. A pesar del bocinazo del palco fue llamado al tercio.
El quinto -segundo de su lote- "Africanus" fue complicado también. Pero a Fermín Rivera se le ve dispuesto a colocarse a como dé lugar. Con base en inteligencia, toreo y buen gusto terminó por enredarse en un par de series que bien valían el trofeo. Así lo apreciamos en nuestro burladero de contra barrera; Las espadas dijeron otra cosa. Aviso y a otra cosa mariposa.
En fin, que el público se fue contento. Con ganas de triunfos, pero con el sabor en la boca que dejan los buenos toreros. Para el próximo domingo, cerrojazo de la temporada 2016-2017. Espectáculos Taurinos anuncia un encierro de Los Encinos para el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, Joselito Adame y Octavio García "El Payo".
Ficha Guadalajara, Jal.- Tercera corrida del 50 Aniversario. Un cuarto de entrada en tarde nublada, fría y con ráfagas de viento. Toros de Los Cués, bien presentados, encierro que fue parejo de tipo, con edad, bien armado, astifino, pero que no dio facilidades a los toreros. Fueron aplaudidos al saltar al ruedo 3o. y 4o. Pesos: 505, 480, 535, 545, 530, 510 kilos. Alfredo Ríos "El Conde" (espuma de mar y oro): Silencio y silencio tras dos avisos. Fermín Rivera (canela y oro): Ovación tras aviso y silencio tras aviso. Fermín Espinosa "Armillita IV" (nazareno y oro): Vuelta y silencio. Incidencias. El banderillero Christian Sánchez fue llamado a recibir ovación en 5o. y 6o. Ángel González fue aplaudido en el 3o. Cabe destacar un par de oportunos quites: el que le hizo Luis Alcántar a Adolfo Sánchez, cuando cayó a merced del 2o., y el que realizó el piquero Eduardo Reyna, en el mismo turno, a Francisco García, quien también perdió el equilibrio frente al astado .Antes del festejo, la empresa Espectáculos Taurinos entregó reconocimientos a 15 fotógrafos tapatíos que cubren la fuente de la plaza "Nuevo Progreso" quienes, como parte de los festejos por el 50 aniversario de la plaza presentan una exposición (50 años de arte) en los pasillos del coso. También Emilio Méndez se hizo acreedor a un diploma por la serie "Torería al natural" que está expuesta en las afueras de la Nuevo Progreso.
