Bien dicen que "no hay quinto malo" y esta tarde en la Plaza México apareció en quinto lugar un novillo de nombre "Águila o sol", de Marrón, que fue un volado de bravura y que, a la postre, recibió un arrastre lento más que merecido, premio a la casta que demostró en el redondel.

Este ejemplar tuvo gran transmisión y amplio recorrido, además de duración. Lástima que su lidiador, Gabriel Sánchez "El Gaby", no haya estado a la altura de sus virtudes y dejara pasar una inigualable oportunidad de lograr el triunfo grande. Sin embargo, lo anterior es relativamente normal debido a lo poco toreado que volvió a La México luego de tocar pelo la campaña anterior.

Solamente en algunos momentos pudo ligar muletazos de bella factura y que le fueron coreados con fuerza, sobre todo con la sarga en la diestra, pero de ahí en más se notó desconfiado y no tuvo precisión en la colocación que requería el de Marrón, además de que el viento lo molestó. Bien ganado arrastre lento para el novillo, uno de los mejores astados del presente serial.

Ya en su primero había desaprovechado la posibilidad del triunfo, pues el novillo fue dócil y embestía con una gran clase, con el único defecto de tener poquita fuerza y doblar sus manitas. Y aunque El Gaby le echó afición y cuajó tandas con calidad y temple, en otros momentos se destempló y se quedó por debajo. Tras sufrir una voltereta, pinchó en exceso y el tema quedó ahí.

El primero de la tarde, que le correspondió a Antonio Lomelín, no era un novillo fácil pues acudía descompuesto a los engaños y al final se quedó parado. El torero de dinastía dejó patente su esfuerzo y lo más destacado de su actuación fue un ceñido quite por gaoneras.

Su segundo no tenía mal estilo, pero su poca fuerza complicó las cosas pues, apenas y se le exigía un poquito, rodaba por la arena. Lomelín se mostró empeñoso y, con base en no forzarlo, logró destellos con el empaque que atesora, pero sin que la faena lograra reventar por completo. Al final, no fue certero con el acero.

Juan Pablo Llaguno no tuvo suerte este domingo en la monumental de Insurgentes. El primero de su lote parecía tener un defecto en la vista y jamás terminó por acudir con obediencia a la muleta, pues regateaba las embestidas y, cuando iba, lo hacía desclasado.

El sexto de la función taurina parecía que funcionaría, y Llaguno ordenó se le picara muy poco. Sin embargo, y tras un estoico inicio de faena por alto, el de Marrón comenzó a defenderse, punteando y calamocheando. Solamente detalles pudo dejar el queretano, que se nota solvente para resolver la papeleta.