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Jacinto Benavente: Lo taurino y lo fantástico

Viernes, 17 May 2019    Morelia, Mich.    Quetzal Rodríguez | Foto: El País   
“…En una comedia mía se hablaba de un toro berrendo en jabonero, y…”
Su producción literaria se encuentra construida principalmente por obras teatrales, aunque cultivó además la poesía (Versos, 1893), el cuento, el periodismo, y otras modalidades literarias (Cartas de Mujeres, 1893, Pensamientos, 1931), todas ellas con muy destacado acierto.

Como autor escribió más de ciento setenta obras de teatro abordando casi todos los géneros teatrales: tragedia, comedía, drama y sainete. Todos los ambientes encontraron cabida y expresión en su escena, el rural y el urbano, el plebeyo y el aristócrata.

Don Jacinto bebe su caldo en un lujoso restaurante de la capital española, en compañía de toreros, periodistas y amigos cercanos, a tiempo que habla de la Fiesta Brava: "Yo siempre he sido aficionado y desde Cayetano Sanz a todos los grandes toreros, a Lagartijo y a Frascuelo los vi mucho y a Guerrita más, todo me parece bien en la Fiesta menos el público".

Realismo, naturalidad y verosimilitud, son los tres supuestos desde los que parte su producción literaria, sin excluir en muchos momentos ese hálito de poesía o de exquisita ironía, en tanto que supo conocer y entender de la mejor manera todos los recursos escénicos y supo dar ese toque dramático a las acciones más intrascendentes.

"Recuerdo una tarde en la que Guerrita en una faena de muleta, llevó el toro a las tablas y se sentó frente a él en el estribo. Muchos aplaudieron, pero muchos también decían: ¡Nada, eso no es nada, lo hace porque sabe que el toro no se le va a arrancar! Y yo pensaba: Pues naturalmente,  ahí está la inteligencia y la maestría, en saber que no se le va a arrancar…"

En realidad puede decirse que con su primera obra estrenada ("El nido ajeno", 1894), en que plantea un problema de celos entre hermanos, abre un nuevo período dentro de la dramaturgia española, en tanto que mejoró la llamada comedia de costumbres, el teatro de masas de aquella época, al aportar un lenguaje renovado y una mayor brillantez en los diálogos.

"Aquellos toros de antes eran terribles, aquellos Veraguas tan gordos que cuando tomaban las primeras varas se aplomaban y no había manera de torearles, aquellos Miuras tan difíciles y peligrosos. A propósito de Veraguas, en una comedia mía se hablaba de un toro berrendo en jabonero, y Pepe Loma que se firmaba como Don Modesto me dijo que aquel pelo no existía y yo me enteré y me dijeron que sí, que se daba mucho precisamente en la casta de Veragua".

Jacinto Benavente con su llamado Teatro Fantástico enlazó la vanguardia con el clasicismo situando el teatro español en la dramaturgia simbolista de su tiempo mediante la estética de la "Commedia dell arte" y la influencia del teatro francés de la segunda mitad del siglo XIX, consiguiendo con ello un teatro experimental y artístico.

"Amistad la tuve con Ricardo Bombita,  con Luis Mazzantini y ahora con Domingo Ortega, a Frascuelo le vi recibir varias veces, las estocadas siempre resultaban defectuosas: pero la gente consideraba el cómo practicaba la suerte y no la colocación del estoque, en cambio Lagartijo, donde estaba magnífico era con las banderillas: colocaba el par con una finura, una elegancia y una suavidad maravillosas, apenas corría, salía de la suerte sin apuros, como quien no ha hecho ningún esfuerzo".


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