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El rock and roll en los toros

Viernes, 20 Abr 2018    Morelia, Mich.    Quetzalcóatl Rodríguez | CC Tres Marías   
...el célebre cuarteto de Liverpool, influido sin duda por su...
La música, puede decirse, es un ente que promueve y facilita la relación y comunicación entre los individuos de una manera natural y espontánea. Esa relación que se establece es todavía más importante si con ello se fomentan las relaciones interculturales y el conocimiento de las culturas participantes.

Lógicamente, cualquier vínculo de relación entre lo musical y lo taurino se da mucho menos entre artistas extranjeros que entre los de nuestra propia cultura hispánica, resulta entonces muy interesante y revelador el interés de aquellos artistas más alejados de nuestros espacios de convivencia y, por consiguiente, de todo lo relacionado con la tauromaquia.

Así, encontramos ya un bastante lejano precedente en el tiempo protagonizado por el legendario "bluesman" Leadbelly, quien durante la década de la llamada Gran Depresión dejó escrita su áspera y metafórica "Bull Cow" 1935, los ejemplos aumentaron ostensiblemente con recreaciones instrumentales o vocales de temas inspirados en el ambiente torero interpretados con peculiaridad por músicos y cantantes norteamericanos de indudable talento como Nelson Eddy con el tema "The Toreador Song" (1940); Johnny Horton, quien escribió "The Battle of Bull Run"(1960) y "Got The Bull By The Horns" (1958). Y Ray Anthony con "The Brave Bulls" (1958), y  Ray Conniff, "Torero" (1963).

Al margen del impacto y la influencia a todos los niveles de Elvis Presley, el incuestionable "rey" del Rock & Roll, que también se acercó a la tauromaquia en algunas de sus incursiones fílmicas de ambiente mexicano, caso concreto en "The Bull" y "The Bullfighter Was A Lady" ambas de 1963; ante ello, el investigador Jorge Manuel Neves puntualiza a propósito del mencionado Elvis:

"Un análisis atento de las grabaciones realizadas por Elvis a principios de los años 60 revela un conjunto de influencias que lo colocan en una categoría aparte de todos los demás cantores de este período. En pocos años Presley desarrolló un estilo ecléctico que resultó de la fusión de estilos musicales tan distintos como los rhythm and blues, el gospel, la música y el pop tradicional de Tin Pan Alley".

En Gran Bretaña, el cantante Tommy Steele, tras su furioso debut como rockero, acabó reorientando su carrera hacia el cine y el music-hall, lo que le permitió firmar papeles como el de la comedia "Tommy The Toreador", de 1959. Esta obra está ambientada obviamente en el mundo del toreo y en la que, convenientemente caracterizado como matador, interpretó, entre otras, canciones como "Little White Bull", o la que daba título a la película. El escritor Raymond Williams apoya sobre esta recordada versión: "Tommy Steele fue una estrella en aquel entonces, y Little White Bull, escrito por el compositor Lionel Bart, es una canción que probablemente sería recordada por cualquier persona que creció en Gran Bretaña (…)  una canción alegre y optimista, el pequeño toro blanco de la clase obrera, representado por un joven marinero cockney en España, está decidido a demostrar que es tan bueno como los toros negros: esos arrogantes gigantes criados específicamente para el combate".

Tocante al toreo, aunque de manera algo tangencial quizás en este caso, encontramos al grupo de surf The Denvermen, los cuales, desde los Estados Unidos, lograron con "Arena española", de 1964, una espectacular creación instrumental. Por su parte, el conjunto de extracción chicana Sam The Sham & The Pharaons tocó el tema a partir de "The Peace Living Bull" en 1965 o "El toro de Goro", en 1967, al igual que el fantástico trompetista pop Herb Alpert quien, junto a su banda, la Tijuana Brass, también hizo de las corridas un tema recurrente para su producción discográfica: su imitadísimo clásico "The Lonely Bull" de 1964; "The Great Manolete" (1967), o el tema "Bravío", que dio título a su álbum de 1984.

Otros grupos que interpretaron música inspirada en los toros fueron Los Templars con "Toreador, Seanade" (1965), o Modification con su "The Toreador" (1968), representan dos ejemplos más de esta relación a la que nos estamos refiriendo.

Más adelante en el tiempo, el célebre cuarteto de Liverpool, influido sin duda por su manager Brian Epstein, éste sí un auténtico enamorado de todo lo español, incluidas las corridas de toros, viajaron de vacaciones a España hacia 1963 –a Canarias y Cataluña en concreto– y se las arreglaron para asistir a sendos festejos taurinos que les dejaron profunda huella como así ha quedado reflejado en varios libros que recuerdan lo sucedido.

Por supuesto, también de la música latina, de la cual demostró Paul McCartney ser un enamorado, ya que se las arregló para convencer a sus compañeros que interpretaran juntos composiciones de innegable sabor hispano como el "Bésame mucho" (1962) de Consuelo Velázquez, por ejemplo; o incluso una divertida versión del pasodoble torero "España cañí" (1960), que ellos habían conocido como "Spanish Gipsy Dance", cultura hispana como parte de una filosofía propia que Gustavo Hernández Castro refiere así: "El pensamiento beatleriano, es una propuesta que le permite al género humano pasar de una metafísica al mundo de la conciencia crítica y al devenir de la razón".

Bibliografía:

Hernández Castro, Gustavo. "El aporte literario y estético de The Beatles", en Revista Espiga, año XII, No. 26, Julio-Diciembre 2013.

Neves Carrega, Jorge Manuel. "Elvis Presley y la tradición del cine musical de Hollywood, en Ambitos: revista de estudios de ciencias sociales y humanidades, Nº 30, 2013, pp. 107-112.

Raymod, Williams. "Representation" and British Fiction, en Little White Bull, Shearsman Books, Bristol, 2014.


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