Joselito y Luis David Adame salían la arena de Illumbe el domingo pasado juntos, felices y sonrientes, en una imagen inusual, por aquello de que los toreros suelen abandonar el redondel uno por uno para recibir el veredicto final del público.

En este caso tan curioso, parecía que eso les daba igual a los dos toreros hidrocálidos. Lo suyo era el gusto de sentir la satisfacción del deber cumplido, sobre todo ahora que los ojos de la afición mexicana seguían la transmisión de esa corrida de San Sebastián a través de la televisión.

Y la sonrisa en los rostros de ambos reflejaba esa fraternal complicidad que los ha llevado a admirarse mutuamente, enfrascados en esa lucha sin cuartel al otro lado del Atlántico, ahí donde los dos se han forjado de la misma manera en que Alejandro, el más pequeño de esta terna de triunfadores, apenas está labrando su camino.

Desde luego que hubiera sido más bonito verlos salir a hombros, pero eso no fue posible, en buena medida por la rácana actitud del juez de plaza, más aún con Luis David, que merecía, sin lugar a dudas, la segunda oreja del último toro de la corrida, y que le fue negada de manera incomprensible.

Joselito ha sufrido este tipo de injusticias en ocasiones anteriores, y nada menos que en Madrid, por citar un claro ejemplo. Pero al margen de las orejas, que como bien decía el inolvidable Manolo Martínez, sólo son "retazos de toro", lo importante es la proyección que cada uno de los hermanos Adame ofreció en Donosti.

El primero, por maduro y clásico; el segundo, por variado y carismático. Y eso es lo que cuenta en una temporada en la que Joselito triunfó en Sevilla, dio una de cal por una de arena en Las Ventas, mientras que Luis David apenas se está dando a conocer en Europa.

Ahí están ya a la vuelta de la esquina varios compromisos de mucha responsabilidad para el hermano mayor, que deberá mantener esa misma actitud de figura, con el afán de no dejar caer su cartel y remarcar esta destacada y torera actuación de San Sebastián.

Y por su parte, Luis David deberá conservar la guardia en alto a la espera de más oportunidades, quizá pensando en que 2018, con su confirmación en Madrid de por medio, será la clave para su despegue definitivo al ir puliendo su oficio y sacando brillo a esa expresión de trazo largo que atesora su toreo.

Entretanto, habrá que esperar algunos cuantos días más para verlos torear en la Feria de Zacatecas, donde están anunciados, aunque en tardes diferentes, hecho que sin duda representa un aliciente muy especial para la afición de casa.