Banners
Banners
altoromexico.com

Tauromaquia: Sergio Flores, a fuego lento

Lunes, 27 Feb 2017    Puebla, Pue.    Horacio Reiba | Opinión   
"...es el legítimo triunfador de la temporada capitalina..."

Sergio Flores (Apizaco, 17-04-91) es, más allá de ponderaciones particulares, el legítimo triunfador de la temporada capitalina. Y lo es por varias razones. La principal, que la cazuela de Insurgentes no había alcanzado este invierno la temperatura de ebullición que acompañó la gesta florentina con "Feudal" de Jaral de Peñas. Con la agravante de que a Sergio le ha costado que le den toros por lo menos lo doble que a sus compañeros de generación, aquí y no se diga en España.

Para empezar, en La México siempre se le anunció con ese tipo encierros que los ases íberos prefieren omitir en sus contratos, lo cual lo cual significa carteles de escaso relumbrón con poco público en las gradas; en consonancia, los medios, habituados a tocar al son que les marca la empresa, han preferido desdeñar que apoyar, salvo a última hora, al joven torero de Tlaxcala. 

Los antecedentes

Pertenece Sergio a la camada de diestros nacionales obligados a formarse en España, en circunstancias tal vez profesionalmente propicias, pero económica y adaptativamente muy cuesta arriba. Debutó con picadores en Francia (Millas, 09-08-2009) y la presentación en Madrid llegó tras año y medio de lucha (27-03-11). Una plaza, Las Ventas, harto significativa en su carrera, tanto por el reconocimiento que a pulso se fue labrando como por la constante enemiga de los presidentes, que en varias ocasiones lo privaron de pasear orejas solicitadas con vehemencia por su público; allí sufrió también el más grave de sus percances (15-07-2011), cuando el novillo “Regalado” de Javier Molina le produjo cinco cornadas, incluida una que casi lo degüella.

Poco antes, el 29 de mayo de ese mismo año 11, a punto estuvo de abrir la Puerta del Príncipe en Sevilla, pero la espada lo traicionó en su segundo novillo de Guardiola, tras desorejar a su primero. Nunca volvería a La Maestranza, y cuando regresó a Madrid, el toro de su confirmación, “Jareño”, de Criado Holgado, hizo presa en Sergio justo cuando, la muleta en la diestra, daba un paso para cruzarse: ese percance le lesionó los ligamentos de la rodilla derecha, aun así reanudó el muleteo y entró a matar, instante en que el avispado y astifino animal volvió a cogerlo y le produjo una cornada en el muslo, a pesar de lo cual continuó en la arena hasta descabellar a su heridor (06-06-13; el padrino había sido Uceda Leal con Curro Díaz de testigo). Imitando a la de Sevilla, la empresa de Las Ventas no lo incluiría más en sus carteles.  

En La México

A partir de su triunfal alternativa en Bayona (12-09-2012, de manos de El Juli, con Perera de testigo y toros de El Tajo y La Reina, al primero de los cuales le cortó las orejas), el radio de acción del apizaquense prácticamente quedaría reducido a cosos de nuestra república, con todos sus inconvenientes de contratos esporádicos, emolumentos limitados, post toros de lidia en abundancia y escaso eco mediático. Ni sus reiterados éxitos en Guadalajara, la plaza más rigurosa de América, consiguieron abrirle paso a ferias y carteles de verdadero tronío. Y fue precisamente la México –donde confirmó alternativa de manos de El Zotoluco con “Recuerdos” de Xajay (21-11-2013)— la que puso la muestra con su actitud esquiva hacia el tlaxcalteca, como comprobaremos enseguida. 

Siete tardes, siete orejas, un indulto

En tres años con sus cuatro temporadas, Sergio Flores es, de su generación, el torero con menos paseíllos en la Monumental. En su primer año, solamente lo hizo para confirmar, aunque diera ya el primer aldabonazo con un sexto toro de 560 kilos al que para su desgracia pinchó (21-11-2013). No lo volveríamos a ver hasta el 8 de febrero de 2015, por única vez en esa temporada pese a que se entretuvo en desorejar a su primero de Jaral de Peñas –“Bogotano”—, antes de indultar el cierraplaza “Gibraltar”, de Xajay, para salir en hombros.

Al siguiente invierno le dieron por fin dos fechas consiguió, una en plena fase-basura del ciclo, con un encierro difícil de Villa Carmela (13-12-2015), y la segunda en mejores condiciones: esa tarde, alternando con Arturo Macías y Andrés Roca Rey, se alzó con una oreja de cada uno de los Barralvas de su lote –“Botanero” y “Carasucio”—y volvió a salir en andas mientras sus alternantes lo hacían a pie (14-02-2016). En cinco años de matador apenas cuatro corridas.

Hasta que, este invierno, al fin se le hizo justicia al aparecer tres veces su nombre en los carteles. El primer día (27-11-2016), se les fue por delante a Fermín Rivera y José Garrido al cuajar a “Cumplido” de El Vergel y cortarle las orejas. El 12 de este mes estuvo tan torero con la impropia torada de Barralva que, aunque perdiera por pinchar la oreja del cierraplaza “Mi Lic”, se ganó con creces su inclusión a los siete días, al lado de Hermoso y Joselito Adame. Y no hace falta recordar cómo estuvo y el baño que les pegó. 

De modo que, en sus siete actuaciones en la Plaza México, Sergio Flores suma siete orejas, un indulto y cuatro salidas en hombros.

Agravio comparativo

Hemos dicho que el trato recibido por Sergio no se compara con las consideraciones tenidas por la empresa capitalina con coetáneos suyos en la baraja nacional. Arturo Saldívar, por ejemplo, desde su confirmación (12-12-2010) ha participado en 15 corridas a lo largo de siete temporadas de la Monumental, con escasa fortuna en las dos últimas, pero con una cosecha previa de 15 orejas y tres puertas grandes. Dándose el caso –típico de la empresa Alemán-Herrerías—de que cuando más embalado estaba, sufrió incomprensible veto.

Algo que nunca tuvo que afrontar Diego Silveti (confirmación el 06-11-2011), que a partir de entonces tuvo al menos tres actuaciones por ciclo, siempre en fechas y con alternantes y ganado muy escogidos, para un total de 17 tardes, 8 orejas y el rabo de “Charro Cantor”, aquel gran toro de Los Encinos al que se emborrachó de torear (11-12-2011), haciendo concebir esperanzas que luego no han tenido confirmación. 

Menos apapachado por las empresas, pero también el hidrocálido Juan Pablo Sánchez (confirmado el 20-11-2011) tiene más presentaciones capitalinas que Flores, 10 en total con 6 apéndices cobrados. Y hasta el gélido Fermincito Espinosa (confirmó el 23-11-2014) ha contado, proporcionalmente, con más oportunidades, cinco en tres temporadas para una sola oreja en su haber. Lo que corrobora, en suma, la cuesta arriba que ha tenido que recorrer Sergio Flores para consolidarse como el sólido proyecto de figura que ya es.

Excelentes razones

Naturalmente, Sergio Flores no es un torero perfecto ni un estilista que destile aromas. Pero la gente lo quiere, lo sigue y lo respalda. Será que encuentra en él justo lo que busca cuando paga su boleto de entrada: la disposición, la seriedad, la entrega, los valores exigibles del auténtico torero.  Su verónica –técnicamente irreprochable—ganará en estética cuando la dote de mayor amplitud y expresión personal, pero la media docena y esa media despatarrá con que saludó a “Feudal” tuvieron suavidad, pureza y mando. Y en el quite –citando en los medio envuelto en el capote, tomado éste por la espalda-- cuando “Feudal” se arrancó como una flecha, dibujó ajustada pero muy limpiamente la vizcaína (ni gaoneras ni tapatías, señores cronistas), levantó una tarde que venía en picada.

El público, ya encandilado, no dejó de advertir cómo, al comprobar el de Apizaco la incapacidad de su peón de lidia para poner en suerte durante la segundo tercio, y temiendo que el exceso de capotazos descompusiera al burel, de acusada querencia a los adentros, se adelantó para ocuparse personalmente de la brega, y cómo cubrió esta faceta con eficacia, fluidez y sentido. Esperaba la faena. Y la faena llegó porque Sergio Flores supo asumir el papel de protagonista de la tarde  con tanta naturalidad como carácter. Naturalidad y carácter que darían fuerza y forma a un  muleteo en que la intensidad de la entrega –“Feudal” desplazaba 542 kilos y Sergio lo pasó sin picar—tapó la inteligencia torera que, con el temple, el mando y un exacto conocimiento de terrenos y medidas, constituyeron los pilares en los que se cimentó la enorme faena, triunfo de un auténtico gran torero con un manso rajado, aunque emotivo por su fuerza y con cierta calidad en la embestida. 

Así, Sergio Flores escribió la página más intensamente sentida de la temporada. Tiempo habrá para que, con semejantes mimbres, madure el artista recio y expresivo que apunta en este tlaxcalteca en quien se reúnen con naturalidad magnífica los valores que el rito y el arte taurino llevan siglos cultivando.   


Comparte la noticia


Banners